Carlos Larracilla «Reflejo con peces»

Por: Germán Laris

El sistema de las teselaciones, cifrado en la división regular de una superficie, es uno de los códigos con los que la naturaleza construye patrones. El grabador Escher investigó en las geometrías de mosaicos, las escamas, plumajes, el movimiento del agua y la ciencia de la cristalografía los tejidos simbólicos que emergen de este universo de contrastes.

Carlos Larracilla toma peces dibujados al estilo de las xilografías japonesas, misma que luego influenciaran a los tatuadores, con el uso de la trama crea una doble imagen debajo de la cual incrusta una escena la cual remite al mito de Narciso y el reflejo sobre el estanque.

Narciso en la historia narrada por los griegos acaba ahogándose, Larracilla conduce sus conclusiones en otra dirección, el encuentro consigo mismo, es un modo de profundizar. Sujetos a un evento insólito la imagen que invoca a su reflejo dialoga en un mutis elocuente de gestos, la imagen original con el dedo índice sujeta la barbilla, mientras que la saliente del espejo tiene los ojos cerrados sumergida en una introspección.

El hecho de que la escena acontezca camuflada por una cortina de peces los cuales fluctúan dentro de los volúmenes de las figuras, recordando los mundos simultáneos que cohabitan en nuestras anhelos por descubrir los velos de una realidad que por la habitual cercanía tendemos a obviar en sus posibles infinitos que yacen adormecidos bajo la piel.