Salvador Rodríguez » Un pisto nada más»

Por: Germán Laris

Salvador Rodríguez en su extensa carrera a ilustrado la tradición Jalisciense en torno al agave y sus derivados, socio culturales, impresos en representaciones sagradas de Mayahuel, paisajes de agaves y bebedores.

En actitud filosófica y dudativa un ebrio contempla un vaso a un tercio de ser consumido, un personaje consagrado a la marginalidad de sus delirios, junto a sus zapatos volteando hacia el frente un monitor televisivo con la imagen del cantautor Javier Solís envía un dato sobre la atmósfera específica. El piso ajedrezado en perspectiva oblicua aquella que de modo funcional nos conduce al cerro donde el ocaso refulgente corona la caída en los vicios rituales.

Salvador Rodríguez pintó a conocidos y aparecidos que en cuadros de la misma serie flotan fuera de la cordura, en «un pisto nada más» solidifica el estado anterior a los desfiguros sociales. Fondeado por una planta de maguey medía entre la oscuridad definitiva y la escena montada para ser vista, tiene demasiados aspectos de una teatralización, el equipal con el cuerpo lánguido, con las ropas desaliñadas y enfundado en los lentes del disimulo, marca el campo minado de las historias ensayadas y las tristezas convertidas en pretextos dignos para tener algo que contar a los extraños, argumentos que le permiten continuar ingiriendo destilados y reposar carente de un destino real.