Por: Germán Laris
Inscrita a su propia estación personal, una mujer con ambas manos conteniendo el vientre, es la certeza de una vida aparte de la suya, cómo una extención de su propia esencia corporal.
La Creación de un microcosmos
Piroxilina y óleo, tintas indelebles (2016)
55 x 75 cm
La creación se personifica, este rasgo del simbolismo es retomado por Santiago Gánadara con una reminiscencia hacía Alfons Mucha, el pintor quien a través del art nouveau supo integrar coherentemente lenguajes como el de la fotografía y las construcciones dibujísticas de obras integrales, donde el marco era parte de un proceso vital donde cada elemento contaba.
El borde de la aureola amarilla eslabona el pensamiento fijo de la mujer, primero junto a los margenes de su presencia y representación, para designarle un sitio en el macrocosmos, el centro de la aureola es precisamente donde Santiago Gándara realizo un conglomerado de reacciones de color emulando la agitación de las nubes. El cabello ordenado es una segunda vestimenta conferida por la serenidad, el brillo de los pliegues tratados con sencillez le dan un tono de una obra casi intima, un apunte personal sobre el matriarcado.
Arte en Jalisco 