Por: Germán Laris
El mapeo mental de las posibilidades de un resultado, comienzan por el espacio en blanco de donde estos pueden reorganizarse como información. En la «Paradoja» pintura de Carlos Cortés, el diagrama está sobre el muro, los trazos son construcciones de sentido, los gestos de los personajes replican la transmisión de los procesos para generar conclusiones, las nociones especulativas son aquellas que obtenidas bajo etapas en las incursiones reflexivas, darán un sentido cerrado a lo que obtengan.

Paradoja
Óleo/tela
90 x 150 cm
Dentro de la paradoja planteada por el científico y teórico Erwin Schrödinger, descrita del siguiente modo; el poner a un gato dentro de una caja, junto a un frasco de veneno el cual puede ser accionado por el animal, mientras no sea abierta la caja el gato puede estar simultáneamente vivo o muerto. La ironía que especifica Carlos Cortés extiende la comparación hacía la pintura y los elementos compositivos del cuadro.
La obra está dividida en dos sectores definidos, del lado de la niña están los resultados inmediatos, ella trae las orejas de Mimi, y junto a ella hay un hombre con un revólver, en actitud impulsiva, él mira a dos personajes que discuten, cazará al gato de modo definitivo, ellos en grupo, con las pelucas en blanco del payaso que busca, son encarnaciones de los factores, en el extremo opuesto, la mujer central sostiene un gato que parece formar parte de un ritual de ensayos. Los sujetos que traen cajas una con el signo de un cráneo en negro, con lentes de protección dispuesto a dejar que muera encerrado, mientras que el felino que sobresale de la del signo de radiactividad parece impaciente.Acaso el preguntarnos si son dobles o momentos reunidos a la par para ofrecer respuestas aleatorias, no lo sabremos.
Quien porta el gato en el frente nos vuelve copartícipes del movimiento de experimentación, lo cual es paradójico en sí mismo, ya que la obra en sus significados encierra sus enigmas necesariamente. Lo que hace Carlos Cortés al trazar todo este movimiento escénico tal vez sea recordarnos la precariedad que tenemos al retener ideas emitidas por otros, y combinarlas para construir razones propias durante la observación tendemos normalmente a distraernos, de modo natural, frente al deseo de las obras de arte que aspiran a lo eterno, el cual es cuestionado de forma constante y a través de sus afanes por representar lo vivo reditúa en algo siempre contradictorio.
