Por: Germán Laris
El filósofo del cristal de Daniel Barba viéndose a sí mismo es que puede entender que hay más allá de la demarcación de lo corpóreo. El quiénes probablemente somos los humanos Daniel Barba lo explora a través de mujeres extraviadas que relacionan su belleza con las moléculas de otros organismos y el paisaje de sueños demasiado reales. En su pintura titulada Mariposa Azul una mujer de pelo castaño aparenta estar incomoda al posar, la expresión que logra Daniel Barba es la de la imagen después de la idealización. Ella sale de dicho molde simbolista con la incomodidad de quién descubre las entretelas de un montaje.
La poética impacta contra lo real en el trabajo de Daniel Barba. El desencanto es una herramienta para unir varios sistemas semióticos si bien la lógica del simbolismo, admite juegos de representación infundada que luego con el surrealismo terminaran por volverse habituales, en las propuestas de Daniel Barba registra un vaciado de ilusionismo para sorprender de modo simple.




La aproximación estilística de Daniel Barba con Gustave Moreau va en el sentido de rastrear huellas emocionales desprovistas del marco mitológico, en su cuadro la Piedad el simbolismo en lo cotidiano permite que detectemos en gestos sutiles un tema universal que trasciende a los personajes, es por medio de reflexiones semejantes que Daniel Barba logra imágenes convincentes. Por citar un ejemplo en su fuente de los Milagros el lado terrenal del ser estaría representado por la sangre, y quizás pudiera ser la contraparte del Filósofo del Cristal por qué la experiencia del ser proviene del nivel de consciencia de uno mismo al margen de lo sagrado.
