Bul

Por: Germán Laris

La deformidad simbólica comprende una herramienta para cuestionar el conformismo, Bul invoca a las transformaciones que permiten que las especies del salto evolutivo, este laboratorio sensorial que disemina el terror gradual que los mutantes inspiran.

El sentido de amenaza reside en los rasgos de personalidad humanoide que reconocemos, de pronto Bul a través de sus paisajes con suelos embaldosados menciona indirectamente al suelo destinado a la esterilidad en honor a la civilización. Existimos bajo el espejismo que anhela por medio de la cultura disimular cobardemente la fealdad de los seres.

Idealizar lo monstruoso a modo de equivalentes de este extremo de lo real conducidos a una distorsión hasta la atrofia de los órganos. El artista Bul cataloga sus juegos por medio de combinaciones imprevista. Ojos y esferas inertes bajo la espera de cobrar vida, el dibujante anticipa los escurrimientos de manchas en una inclinación poética rumbo a lo orgánico, Bul cría los retoños de bestias en medio de un imaginario desbordante. Lo inestable del alma en los títulos de Bul concuerda con el deseo de retornar al sentido casi normal. Corroborando que una vez contactándoles el horror su esencia retornara encubierta por disfraces de carne cicatrizada por el fuego, Bul cita la avidez que ilustraba los libros anatómicos que exhibían el milagro de la maquinaria humana.

El ensamblaje de cuerpos y muñecas con brazos mutantes, parecido a los insectos entusiasmados. A ratos con las tenazas amables, o la sonrisa qué invita a que nos acerquemos. Así traza su gabinete de maravillas el artífice Bul, sus especímenes sujetos a una agonía discreta buscan multiplicar los defectos fractalizados, producto de una generación casi perdida.

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