Hirán Lomelí

Por: Germán Laris

Pensar nuestra envoltura corpórea más allá de su vigencia material es uno de los propósitos de Hirán Lomelí, sus adolescentes habitan un preámbulo de las experiencias que determinarán el carácter único del ser. Esta navaja de un doble filo psicológico y quizás con un pie en la filosofía, no le corresponde al arte descifrar sus consecuencias en cambio Hirán Lomelí deja que las sonrisas y expresiones humanas nos reiteren con absoluta serenidad enigmas subyacentes.

Las ciudades que representa son evocaciones de un eco que recrea un pasado ficticio, a su vez las jóvenes damas atestiguan un entorno congelado en una temporalidad que excluye la decadencia inherente a lo construido. Es entonces que los incidentes a pequeña escala adquieren una dimensión afectiva, acaso durante la contemplación. Hirán Lomelí idealiza en algún sentido la bella experiencia de reaprender así sea a través de juegos accidentados o absurdos, que conducen a aquello que resulta esencial a cualquier alma.

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