Por: Germán Laris
La mirada honda de ojos azules, un tanto fantasmales de María del Carmen Mondragón más conocida en la historia del arte como; Nahui Olin, tenía en su alma los enigmas de una existencia intensa. Bautizada como Nahui Olin o movimiento perpetuo por el Dr. Atl ella supo rebasar el encasillamiento de musa, un ejemplo de ello es su poesía tiene el colorido de un ser que continuaba creciendo no nada más dentro del arte, si no en la promoción del voto femenino. No la movía entonces la actividad de embellecer si no las razones para dar un peso de realidad a su deseo de ser una persona libre.

“Los demonios de Nahui”
Acrílico y grafito sobre bastidor de tela
30×30 cm
2022
Los demonios que figura en su obra Maqui Ruiz viajan del imaginario simbólico a una realidad aplastante. La falta de reconocimiento de Nahui Olin no logra separarse en cuanto a su obra de los grandes referentes que la retrataron, por una parte dentro de las fotografías podemos detectar los rasgos de su formación a temprana edad en danza en París. Su autoconstrucción de identidad en las vestimentas o desnuda deslumbró a los artistas, ellos que la tuvieron de modelo sabían entender una parte de ese potencial. Maqui Ruiz la pinta pasmada como si intentara oír alguna de esas distantes voces que trataban a Nahui Olin de marcarle un camino. Frente a las interpretaciones queda su arte como respuesta a largo plazo.
