Enrique Oroz «Dr Cosa»

Por: Germán Laris

Con la piel del rostro removida el Dr Cosa representa el momento en que una herida superficial condena al sujeto a dejar de ser humano y trasladarse a el inventario de objetos utilitarios de la voluntad ajena. La capa ausente es la de la pintura como soporte de la dignidad individual del retratado, el mostrar la carne caricaturizada según las perplejidades del Gore. Enrique Oroz consuma simbólicamente esta violencia para recorrer la cortina de la hipocresía social, que bajo traje y corbata oculta su corrupta efigie, los ojos sustituidos por dos emoticones reflejan la emotividad manipuladora.

La imagen de una celebridad y caballerosidad antigua no avala de antemano el origen noble, el ir más allá del retrato de clase impuesto, permite hallar la carne viva de los que no se sienten igual a las mayorías. Las revoluciones discretas ocurren cuando el arte fomenta herramientas de análisis que los caricaturistas tienen en uso, la capacidad crítica ahorra los desperfectos de convertir la interacción en la destrucción de lo humano, las actitudes son las cuestionables, no así el valor de la persona. Enrique Oroz eleva a un doctorado que concluye de igual manera que el éxito de cualquier ente lleno de latidos y esperanzas, a través de una reducción en la materia biológica.