Carlos Vargas Pons «Domador»

Por: Germán Laris

El rostro es umbral de aquello que somos, o recipiente de cuanto mostramos a modo de sujetos individuales. Los signos presentes en la cara, de las particularidades que nos diferencian a uno de los demás. Carlos Vargas Pons que ha explorado la luz extendida de la imagen de lo corporal luminoso a través del agua, al realizar algunos retratos como el dedicado a Rodin, las imágenes subyacentes construyen el intercambio de formas que configuran a los seres vivos.

Al nutrirnos del entorno, de la historia y reflexionar en los valores personales, el domador pareciera una condición humana inscrita al reto de la experiencia viva sometiendo a prueba los aprendizajes. El domador parece un escenario donde el caballo deambula titubeando, durante el aprendizaje de los adiestramientos determinados por la consciencia de si mismo. Carlos Vargas Pons estudia exhaustivamente los estilos posteriores al impresionismo, sin dejar de lado la esencia académica, el artista conduce a apreciar un fino entramado de pinceladas con funciones como la de borrar los bordes que aprisionan lo representado.