Carmen Bordes

Por: Germán Laris

En la pintura que dedicó Carmen Bordes Pacheco a Javier Campos Cabello, quién conversa con su coleccionista, ella nos remite a las herramientas y medios con que una visión llega a ser pintura y obra de arte. El rostro dice casi tanto como los elementos que definen al sujeto, su entorno y las características del mismo nos transmiten sensaciones que acontecen dentro del espacio. Los retratos de Carmen Bordes Pacheco confieren a el rasgo psicológico una impronta de sombras o de conexiones que sintetizan lo visual conduciéndolo a el otro extremo, el de las cosas que ocurren sobre los limites del cuadro. Justo es la representación un tema que la artista piensa en la serie de imágenes dedicadas a Farabeuf la obra de Salvador Elizondo el escritor que con su novela demostró que el poder sugestivo supera a los ejemplos gráficos, en este sentido lo paradójico seria como una retratista como Carmen Bordes Pacheco determinaría dicho aspecto, sus retratados obedecen a un momento histórico, sus pies y rostros son referencias espaciales y temporales bajo la tensión de ir desapareciendo.

Juan Kreappelline otro contemporáneo de la maestra Carmen Bordes Pacheco, es el tema de una representación en que Juan aparece en la parte baja de un lienzo, soporte fue recortado y repintado por la artista para atenuar la presencia de un padre de iglesia. La sotana y los zapatos fantasmales son ilusorios al igual que la peluca de Juan Kreappelline, conocido por traer consigo una carriola con una cabeza de cerdo adornada por luces navideñas. A él y a otros la mano hábil y paciente de Carmen Bordes Pacecho supo situarlos en representaciones como la de una ronda nocturna afuera del mítico y recurrente Roxy, del cual en la actualidad únicamente conservamos la fachada. Don Rosendo en la ronda nocturna la paráfrasis de Rembrandt reúne al heroico cuerpo de las artes locales coincidiendo en un sitio donde las presencias van de paso, Carmen Bordes Pacheco recurre a volver a los rostros en apuntes breves de biografías que citan o unen la madeja con la de otros pasajeros en nuestra ciudad.

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