Por: Germán Laris
La fusión corporal de Hernán Cortés y la Malinche efectuada plásticamente por Jorge González Camarena concibe la monumentalidad de un hecho trascendente, el binomio de un cuerpo protegido por una armadura contrasta con la desnudez de la mujer bilonguee que bajo la interpretación del mural de José Clemente Orozco en la escalinata del colegio de San Idelfonso simbólicamente ambos equivalen a padres fundacionales una parte de una nación nutrida de contradicciones, Adán y Eva entretejidos por un legado de contrastes aun vigentes. La espada pintada por Jorge González Camarena es de una geometría forjada por la certeza de lo conquistado, la diseminación de sus cien hijos que Hernán Cortés tuvo en el proceso cumplió la encomienda del mestizaje en sus inicios.
Jorge González Camarena de un ingenioso manejo de la proyección en perspectiva, lo era a su vez de la lectura de proporciones corporales y de las tipologías de un rostro prehispánico, vigente no nada más en el contexto de la territorialidad mexicana, su visión tomaba en cuenta a las culturas latinoamericanas universalizando la batalla interna con respecto a una autenticidad cuyos rasgos faciales estaban vigentes. Una de las representaciones de dos figuras destruyéndose mutuamente, la de un guerrero águila ataviado como tal, y siendo atravesado por una espada por el torso, este infringiendo la herida de una lanza entrando por el cuello de la armadura de un combatiente español, este daño simultaneo sería el correlato opuesto de la simiente nacional, la sangre derramada humedeciendo el barro de la tierra formativa. La voluntad creadora que Jorge González Camarena lee y sintetiza en las edificaciones de pirámides, recintos o en las esculturas prodigiosas de las civilizaciones del México antiguo, el pintor traslada el espíritu de inventiva al afán constructivo posterior a la época revolucionaria y a un espíritu preindustrial del país. Por ello la interpretación de las estructuras las traduce desde una maquinaria de significados o una apariencia prismática de geometrías superpuestas para configurar una macroestructura. Su propuesta de la fusión de culturas muestra la muerte a la par o del sacrificio que produce un orden superior de consciencia social y del sí mismo.
La patria encarnada en sus héroes a modo de voces de una polifonía en que los valores van a comprobarse, concierne a una veta expresiva la cual Jorge González Camarena dio una visibilidad palpable sobre aquello a lo que aspiraban las generaciones en que produjo el despliegue pictórico de sus murales. La individualidad incógnita y la catástrofe, los cuerpos que sedimentan el suelo en que habitamos, trazan una espiral de figuras con carácter de esculturas que buscan permanecer en la memoria, el cifrado de sus cuerpos rigurosamente dibujados a través una síntesis formal edificante. Jorge González Camarena por medio de un colorismo que establecía atmósferas acordes con la elevada interpretación sobre volumétrica mesurada de sus personajes.



