José Fors: «Caragrande»

Por: Germán Laris

El rostro es un recipiente de la identidad y de los efectos perceptibles de la temporalidad sobre los elementos constitutivos que configuran la expresión de su presencia, somos esta cara sobre la que la memoria queda impresa. Los poros que describen la naturaleza de cada arruga o rasgo son milimétricamente distribuidos sobre el extenso órgano de la piel vista como una especie de corteza. La pintura a modo de un equivalente descrita por los trazos de José Fors comienza por la cuadricula que secciona proporcionalmente la superficie y que va dividiendo en sectores de áreas de trabajo un ejercicio combinado entre el dibujo frente a una serie de reelaboraciones pictóricas sobre el gradiente de textura al describir los arabescos epidérmicos. Chuck Close estudio las variables fotorrealistas entre la segmentación de las retículas o rombos para transferir escalas, por medio de las cuales luego en conjunto formulo visualizaciones sistemáticas sobre el reconocimiento del rostro comenzando por el suyo propio. En la obra de José Fors el retrato ha sido un aspecto secundario, aunque hay rostros o referencias a personajes de su entorno estos actúan como portadores de una disciplina plástica de observación. En el ciclo de Caragrande rastreando personajes aparece el impresor Herculano Álvarez Lomelí quien ha trabajado durante tres décadas en algunos de los grabados múltiples autores entre ellos de José Fors, también figura Carlos Avilez compositor además de escritor quien ha coincidió en proyectos musicales. Carlos Avilez tiene el índice sobre el labio como silenciándose a sí mismo y a quien observa, es justo este dialogo de formas lo que fortalece las pinturas de José Fors, desprovisto de justificaciones para quizás entonces bajo un ritmo pausado escuchar y contemplar nuevamente.  

Las manos simbolizan la identidad proveniente de que es lo que hacemos, la cara que en un aspecto exterior traduce los gestos y mensajes en signos distintivos de la individualidad, logra relativizarse, porque no conocemos a las personas solo con mirarlas. El hecho de que algo sea evidente no implica que resulte simple, los niveles de elaboración pueden repercutir de manera indirecta sobre la suma de elementos esenciales en una imagen. Agrandar por medio del uso de la cuadricula sistematiza la abstracción de la lectura distributiva de los trazos, José Fors enfatiza un leve desajuste, pinta de los colores de la paleta cromática que al partir de los grises matiza según el esquema teórico que desarrollo Paul Klee. Sobre una base oscura los grises conectan las gamas de tonos de piel apenas sugeridos, José Fors combina una interpretación óptica sobre que tan cerca podemos estar de la textura, la piel no únicamente relata el envejecimiento, entre las personas de la serie hay representaciones de personas de mediana edad. José Fors filtra plásticamente valores que muestran un tratamiento concreto, el pintor examina la totalidad y las porciones con un cuidado que demanda un ritmo de sesiones de una severidad absoluta. Los rostros explorados son obras sobre las que José Fors realiza variaciones en las mixturas formales, los cambios repercuten en la manera que la confrontación de miradas ocurre. Las pupilas dibujadas con imperiosa geometría, contrastan con los recuadros de color que, bajo una aparente eventualidad selectiva, hay una remota referencia a obras previas de José Fors, como la consciencia leprosa, señorita enema, en las que la mano oculta el rostro. En Caragrande las catorce piezas de un metro cincuenta por ambos lados la estrategia de lo incidental es casi un tema subyacente, el cual afecta el resultado de la obra de arte, su derivación relatada visualmente por José Fors consiste en evidenciar los signos del proceso constructivo. 

La Caragrande propuesta por José Fors actúa de entre el rostro a la cuadricula, a los poros de la piel aplazando el enigma de esos otros que evocan a personas que tal vez recordamos, pero que siguen apartándose conforme el territorio de fibras extiende la geometría orgánica sobre la que el claroscuro que deambula comprobando la compleja huella individual.

Deja un comentario