Por: Raúl Ramírez García
La siguiente entrevista constituye un “Lost Media” rescatada de un periódico impreso, fue publicada el 31 de mayo de 1990 en el suplemento EA! el hoy extinto periódico “El Jalisciense” de Guadalajara Jalisco.
Sin previa cita ocurrí justo a la media noche al taller de Campos Cabello. Tras 15 minutos de casi tumbar la puerta a puñetazos, mejor grité “¡Abre Cabello, soy Luck!” Y luego luego asomó arriba de mi cabeza el pintor de gota gorda, bajó y al rato ya estaba dentro de su estudio girando los ojos. Con él, se hallaban: su entrañable Alicia Lozano y el poeta Enrique Macias Saludé y para entrar en confianza me serví un vaso de CENTINELA Paladeando el tequila y la risa, rodeado de posters, collages y pinturas, solté la primera pregunta.
—¿Cómo te la has pasado con Alicia?
—¡Qué te importa!
—Tranquilo Javier, no malinterpretes.
—Pues si. a ti qué te interesa cómo me va con ella
—Bueno. ¿Cómo te iniciaste en el arte pictórico?
—Mi jefe tenía un taller de ebanistería y yo le ayudaba a reparar muebles antiguos Ese fue mi primer contacto con el arte ,—Después ingresaste a Artes Plásticas— Así fue y de ahí seguí puliendo mi estilo
—Javier, se supone que llevas en toda tu carrera unas 23 exposiciones y has sido premiado algunas veces, ¿te sientes satisfecho?
—Mira, los premios me interesan menos que antes y en cuanto a mis exposiciones, sí me siento satisfecho, desde la primera que presenté en 1974 y hasta la fecha sigo sintiéndome a todo tren, pinto para beber y si me faltaran pinceles o acrílicos, pintaría con mi sangre.
—Javier, del 80 al 90, de 10 años a hoy, se nota un leve cambio en tu pintura. ¿Tomas de partida a Bacon mezclado con lo pop y una pizca de barroquismo?
—Si te refieres a mi exposición «los cuartos vacíos», que realizara en 1981, tal vez tengas razón, pero yo procuro asimilar estilos y luego superarlos mediante mi técnica y experiencias.
—Javier, el leve cambio al que me referí antes, tal vez sea la implantación de la forma humana en tus cuadros, básicamente iniciaste con personajes deformes a lo Francis Bacon, aunque claro, el claroscuro bien aprendido de Rembrandt siempre ha sido tu ángel de la guarda.
—Bahh. Mejor hay que pistear A mi nunca me han gustado las entrevistas.
Javier Campos Cabello se prepara otro trago y luego se retira al baño, Alicia apaga su estéreo y el vozarrón de Ella Fitzgerald nos desampara. Enrique Macías y yo platicamos sobre el desmantelamiento sandinista y el cinismo prepotente de Bush. La poesía nos ronda en cirrosis dosificada. Mientras el Henry se avienta un join y la Alice mueve cables y el Cabello grita «vengan a que los entreviste Alicia», yo estructuro una historia para NO TRABAR MI COCO:
(LA INMOVILIDAD DINÁMICA DE CAMPOS CABELLO O PINTALO DE CLAROSCURO/. Con Gorro de arlequín y boca refulgente arriba Cabello en voz de Macías: «Es compa, pinta la soledad y la angustia de los oprimidos». Al tocar las 3 de la mañana sus pinceles se ponen a pintar, la raza está dormida. pronto los verá y beben de sus pomos dispuestos a pelear. Lo primero que han plasmado es un auto grandotote con varios plomazos al rincón y después el ave Fénix y un bizcocho, en un parpadeo salen de tu angustia; la soledad también se retrata con su negra demencia. Un halo de santidad ilumina el horror. Atrapas el dolor en tus cuadros inundados de obscuridad y apenas en un hilo de luz, vislumbras la preocupación existencial y la basura que arroja la sociedad.
Amaneces en un lago de vómitos, orines y vidrios rotos en tu cuarto de 2 x 3 junto a tu corte de lúcidos locos. Serás Javier Campos Cabello todavía o sigues siendo Camile Pissarro, Van Gogh, Francis Bacon o… La cruda te recuerda que sigues siendo Rembrandt Campos Cabello. Sales de tu estudio-taller museo por unas cheves al pelo, mientras te aguardan tus dibujos: ESTUDIOS y más ESTUDIOS. Retornas de la tienda y empiezas a dialogar con un personaje que fuma en la penumbra y con su cigarro dibuja una calavera fantasmal. Te dice que amas tanto la pintura que mojas tus pestañas en el tequila para cuajar nebulosas alucinaciones, donde la hiel, lágrimas, tripas, corazón e hígado sean los mejores personajes).
En eso llega Cabello: «Vamos a que Alicia les grabe una entrevista». El Macías y yo nos ponemos en close up, pero en la pantalla de circuito cerrado aparecen nomás nuestros pies. «A ver, háganse para este lado, así, a ver Enrique qué opinas de lo que pasa en Nicaragua». Y el Enrique Macías se ve como niño bueno, respondiendo con el puño en alto que los sandinistas no serán derrotados y que Bush es un hijo de Reagan y éste un jijo de los cowboys que asesinaron pieles rojas. Mientras sucedía lo anterior, he logrado descifrar un grafiti que Cabello puso de fondo en un dibujo y como él ya no quiere proseguir la entrevista mejor cito su poema:
EN UN DIBUJO PIM-PUNK-PAPAS
Cuánto tiempo tengo que exponer,
antes tronaré,
esto ya no vale la pena,
tengo que descansar,
tengo que morir,
algo quedará…
una carcajada,
un suspenso
o ahí que
termine
la era.




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