Por: Germán Laris
Las imágenes que traemos en la mente pueden dominar repentinamente nuestra autoprotección, este espejo de ida y regreso suele explorarlo César Plascencia. Las relaciones paradójicas del arriba o el abajo confluyen dentro de sus piezas, lo excepcional concibe una lógica alterna de coincidencias que nos invitan a dudar. Los retazos de realismo configuran mosaicos a través del que su discurso obtiene una fluidas armónica, la belleza y el mensaje deambulan sobre superficies relajantes. En una pintura dedicada a un coleccionista de cráneos localizamos el de rombos negros de Gabriel Orozco, el de cuerpos realizado por el fotógrafo Philippe Halsman quien bajo las ordenes de Salvador Dalí genero el suyo, el rostro Vudu de Basquiat, también reconocemos a simple vista el cráneo de diamantes incrustados del artista Demian Hirts, el de César Plascencia es el dedicado a una canica de vidrio.
Las esferas reproducen el ojo a manera de captador de la luminosidad, en este congrega su lenguaje Cesar Plascencia por medio de una analogía aumentada en su formato para resaltar valores efectistas durante la representación de paisajes o entornos. Al avanzar sobre un realismo que media entre lo fotográfico y que da credibilidad a las conjugaciones fantásticas o surrealistas, César Plascencia consigue entrar en las sensaciones e ideas que deambulan y quedan fuera de la atención inmediata, el artista al elaborar consistentemente los detalles ahonda al respecto de un estado sobre el borde de la actividad pensante. Lo social es analizado por César Plascencia desde la corona de petroleo que escurre estructuras, a las monedas no tangibles del bitcoin, el deseo por ilustrar obedece a una actitud contemporánea por tener un testimonio sobre los hechos significativos. La I.A. es un producto directo de dicho anhelo del llamado homo videns, César Plascencia confiere un interés esencial a verificar los fragmentos de realidad que entreteje en sus composiciones, la calidad de los efectos materiales de las apariencias, no es esquemática, el artista pretende darle una categoría de certeza casi tangible.




